Por Claudia Boeri, Presidente de SAP Latinoamérica Región Sur
El futuro ya llegó. Seguir quedándose con las manos cruzadas esperándolo implica correr el riesgo de quedar anclados en el pasado. Más allá del juego de palabras entre los tiempos verbales, la realidad indica que aquellos que durante años denominamos “tecnologías emergentes” ya son una realidad pura y dura: desde inteligencia artificial (IA) y machine learning (ML) hasta big data e internet de las cosas (IoT), pasando por un etcétera casi interminable, hoy las compañías tienen al alcance de sus manos la innovación necesaria para alcanzar el crecimiento que deseen. Para lograrlo, solo necesitan romper una barrera cultural y allanar el camino para convertirse en “empresas inteligentes”.
¿Qué es una “empresa inteligente”? Es la que automatiza y libera el tiempo de su talento para que se ocupe de trabajos más relevantes, con más valor agregado y mayor impacto. Es la que entrega al cliente una experiencia única y memorable, la que es capaz de anticipar las necesidades de sus consumidores y entregarles un producto o un servicio exactamente a la medida de cada uno de ellos. Es la que no le teme al futuro, a romper con los modelos existentes a explorar nuevas formas de hacer negocios. La empresa inteligente no es la que aguarda a que un emprendedor innovador genere una disrupción en su mercado: es la que trabaja continuamente para ser disruptiva.
La materia prima de la empresa inteligente son los “datos”. Durante los últimos veinte años, gracias a los sistemas de gestión, el avance de internet, la masificación de la movilidad y la irrupción en escena de tecnologías como la nube o IoT, el volumen de datos almacenados que tienen las compañías es abrumador. Sin embargo, la mayoría no sabe cómo explotarlos y darles sentido. La empresa inteligente, precisamente, extrae todo el valor posible de este nuevo activo clave y con ese conocimiento mejora la productividad, asigna recursos, genera nuevos productos y servicios, abre canales de atención, aporta un propósito a la carrera de sus colaboradores, “escucha” individualmente a cada uno de sus clientes…
Las empresas deben entender la “experiencia” a lo largo de la cadena de valor, desde el primer punto de interacción con el cliente, hasta la producción y el envío, hasta el uso del producto, hasta las interacciones de servicio. En un mundo de opciones abundantes, las experiencias diferencian marcas y productos, y fomentan la lealtad de los clientes y empleados. Para ello es clave la gestión de la experiencia (XM), el proceso de monitoreo de cada interacción que las personas experimentan con una empresa para detectar oportunidades de mejora. Con nuestra reciente adquisición de Qualtrics, nuestro objetivo es convertir a los clientes de nuestros clientes en fanáticos. Las marcas más icónicas del mundo lo utilizan para optimizar la experiencia del cliente y predecir las acciones que tendrán el mayor impacto en sus resultados.
En SAP la estrategia inteligente se apoya sobre tres pilares clave. El primero es la suite inteligente, que incluye SAP S/4HANA Cloud, SAP Hybris, SAP SuccessFactors, SAP Ariba, SAP Concur, SAP Fieldglass y soluciones para la cadena de suministro digital y la fabricación, todo integrado y con inteligencia incorporada para hacer que los procesos y los flujos de trabajo sean lo más cercanos posible a lo óptimo. La suite inteligente es modular: se puede utilizar cualquier dimensión disponible para comenzar el viaje hacia una transformación digital completa. El segundo pilar es SAP HANA, la base de datos en memoria que actúa como plataforma digital para potenciar las mencionadas aplicaciones y ofrece almacenamiento de datos de alto rendimiento y análisis. El tercero es el conjunto de tecnologías innovadoras e inteligentes agrupadas bajo el paraguas de SAP Leonardo: IA/ML, blockchain, analíticas avanzadas, IoT. Por supuesto, nada de esto se agota en la teoría: cada vez son más las organizaciones que apuestan en convertirse en una empresa inteligente, tanto a nivel global, como en Latinoamérica. Estamos viviendo plenamente la era de la economía digital. Quienes sigan diciendo que se “están preparando para el futuro”, seguramente se estén perdiendo de aprovechar las numerosas y excitantes oportunidades que brinda esté presente.